¡Hola chicas!
Antes que nada, como la mitad de mi alma es francesa, sentimos muy de cerca los atentados de París. Endoguerreras, lancemos desde aquí nuestro grito de furia por las víctimas. ¡Basta ya de tanta maldad en el
mundo!. Ojalá nuestro dolor sirva para neutralizar una parte (aunque sea minúscula) de tanto mal.
Hoy vengo cabreadísima ¿Qué qué ha pasado?
Desde hace unas semanas, a mi colección
de dolores se sumaron unos pellizcos en el ovario izquierdo tan fuertes que me dejan tiesa, literalmente. No sé como explicarlo, es como si me fuera a estallar en
cualquier momento, como una insignificante pompita más del papel de burbujas que
tanto gustirrinín nos da apretar. Así, una tras otra, tac, tac, tac…
El caso es que me asusté y fuimos por
enésima vez a urgencias. ¿Por qué caemos una y otra y otra vez en volver allí?,
porque en el fondo de nuestro corazón albergamos la esperanza que haya alguien
maravilloso, ¡un ángel de la guarda!, esperándonos con los brazos abiertos,
deseoso de esforzarse al máximo por curarnos.
Sin embargo, tonta de mí, el proceso es
siempre el mismo:
1) Recito
mis síntomas como un papagayo, sin parar a tomar aire porque ya se están
levantando y mirando el reloj.
2) Exploración protocolaria: chillo de
dolor cuando me aplastujan el abdomen, y
si hay suerte, cae alguna ecografía rápida, un mete-saca, que hay prisa.
Y 3) Me abre la manita, pone un paracetamol
en la palma, y la cierra como si me confiara un diamante. Como diagnóstico,
dolor inespecífico. Pa casa. Total, la culpa es mía por inventar una enfermedad
invisible.
Subrayar que guardo muchísimo respeto y admiración
por los médicos buenos, que no paran de salvar vidas a pesar de lo mucho que
los limitan. Y también por el personal sanitario que escucha y trata a sus
pacientes como lo que son, personas. Pero lo que he llegado ver, éso…éso es una falta de interés y una dejadez imperdonables,
¡cualquiera que trabaje así en la vida real sería despedido al instante!. Por esto, guerreras, estoy muy muy muy cabreada. Así que he decidido concentrar toda esta energía en escribir una poesía barata sobre el tema.
Puticetamol,
Puticetamol!
As en la manga
del sistema español.
Urgencias, mi
mal no tiene freno,
nena cálmate, yo
te lo ordeno,
abre la boca,¡marchando
un ibuprofeno!.
Urgencias, yo me
descontrolo,
Enantyum en
vena, es una vía solo,
que hay que hacer
lo que dice el protocolo.
Urgencias, ocho
horas de espera,
Doctor, no hay
pasti que no digiera,
pero tanto Nolotil
me da cagalera.
Urgencias, tres
de la mañana,
no te miro más,
no me da la gana,
lo tuyo es psicológico, hazte un sana–sana.
Puticetamol, ¡Oh!
Puticetamol,
Regla de oro del
doctor nulo,
Hacedme caso, el
dolor no emulo,
Después será
tarde, ya ni ovulo,
No trago ni una
más, ¡A tomar por culo!
En fin, guerreras, siento esta ordinariez
tan violenta. Ya se ve que lo mío no es la poesía.¿cúantas veces os han tratado mal a vosotras?
Un abrazo chicas
¡¡¡Me parto de risa, ja, ja, ja!!!
ResponderEliminar¡Es buenísima!
¡Muchas gracias! Me alegro de que te haya gustado
EliminarNo te cabrees endoguerrera, ¡Se buena! Ya que los doctores no saben curarte, mejor que escribas poesía que es la que cura el alma. A ellos no les duele, se nota en el interés… ¡Qué bien les vendría una patada en los gumaros y mandarlos al psicólogo!… Así aprenderían.
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias por los ánimos! jejeje pues tienes razón que un poco de poesía maravillosa de verdad tipo Pablo Neruda viene de miedo para calmar la furia!
EliminarPUEDO escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos
árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis
brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
¿Tú has visto a las gitanas en urgencias? ¿A que no duran tanto como tú y las atienden mejor que a ti? Tá la sanidad como para sacar al gitano que todos llevamos dentro. Olvida tu educación exquisita; el hospital es tierra hostil porque allí nadie es amigo de nadie a no ser que seas prima de la enfermera Paqui que esa consigue que te miren hasta lo que no tienen que mirarte. Recuerda que la educación en un hospital es inversamente proporcional al nivel de atención que recibes. ¡Arremángate la falda y a por ellos!
ResponderEliminarUn beso a todos los franceses y ojalá nos decidamos de una vez a meterles mano a esos canallas.
¡Gracias! La verdad es que no sé bien de quién es la culpa de que el sistema sanitario funcione tan mal. Porque a veces nos tratan mal y a veces veo a los médicos sobrepasados y llenos de estrés mientras la gente se acumula y acumula en los pasillos. Como siempre, los problemas vienen cuando se derrocha y manga el dinero más necesario.
EliminarHay mucho político agradecido dirigiendo lo que no tiene que dirigir Lenina, pero....es lo que hay y con eso hay que pelear. Y sí, el dinero no está donde debe estar.
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