¡Hola
guerreras!
Hombres
FUERA por favor. A ver ése que se está escondiendo, te estoy hablando a ti,
¡hasta luegooooooo!¡pshhhhh!... ¿Ya está? ¿Ya estamos solas? Entonces ya puedo
escribiros.
Cuando pensamos en una mujer sexy, se nos viene a la mente la buenorra del
gimnasio, la que baila moviendo el culo del video de los leggins , o la
toplesera tanguera que se nos sienta justo al lado un domingo de playa
romántico. Sí, ésas descoyuntacuellos de hombres, que les hacen ladrar,
rebuznar y gruñir (mentalmente). Y en
medio de toda la película estamos nosotras con nuestras ojeras y barriga
hinchada, deseando desaparecer, no por la situación en sí, sino porque en ese
momento estamos teniendo un viaje de los que nos dejan sin aire.
Ay Lenina, ¿y a mi qué más me da ser sexy?¿no
ves que no estoy pa na ahora mismo? Y si se produjera el milagro, y un pepino
intentara seducirme tendría que decirle que no …
Chicas,
pues sí que nos da. Porque somos endoguerreras, y eso no quiere decir que
seamos angelitas. Somos traviesas, somos juguetonas, y además somos malas. Malas porque queremos fulminar hombres sólo
por el placer de sentirnos irresistibles. Y más malas porque, a diferencia de
las buenorras, no somos trozos de carne de una noche, nuestros efectos son PERMANENTES
en su cándido e inocente corazón. A nosotras no se nos puede olvidar.
¿Cómo ser sexy con
endometriosis? Como he dicho en otras entradas, nuestra personalidad de
endoguerreras ya es un punto a nuestro favor, porque somos frágiles por fuera y
fuertes por dentro. Sólo faltan un par de retoques exteriores más y ¡ya está!. La
endometriosis, como siempre, no nos lo pone fácil, pero eso no significa que no
tengamos una salida.
1. Cuida
tu ropa exterior
¡Qué difícil! ¿Cómo
podemos ir guapas cuando TODO, absolutamente todo nos aprieta la barriga y nos
duele? Nada de vaqueros apretados, nada
de leggings, nada de shorts, nada de faldas de tubo, nada de cinturones…
No vamos a ir denudas por
ahí ¡eso sí que sería sexy! (creédme que en los momentos de dolor me ha
parecido hasta viable). Lo de ir de abuela con 20 – 30 años como que tampoco…
Sin embargo, todavía nos
quedan las prendas más dulces: las faldas y vestiditos, sujetos a la cintura,
que dejen libre la zona pélvica. ¿Acaso hay algo más sexy que una falda?. Sí, corta
(lo siento Mamá), porque podemos combinarlas con medias y leotardos chulos. Si las medias os aprietan podéis comprároslas más grandes y hacerle
un cortecito en la gomilla, pegándo los bordes con un poco de cola, para que
no se deshilachen.
A mi me gustan mucho las
de patinadora, porque aunque son faldas son muy informales, combinan con todo: jerseys
de encaje serios e incluso con sudaderas. En bershka hay una colección de
faldas de este estilo,lisas, estampadas y de muchos colores por 10E (tampoco
podemos gastar mucho, que tenemos que ahorrar para el médico), pero estoy
segura de que también las hay en otras tiendas. Me he comprado unas cuantas así:
Chicas, sé que no es tan fácil. Yo siempre fui
de vaqueros. El día en que mi cuerpo no pudo más y tuve que cambiar de ropa
lloré muchísimo, en medio del centro comercial, con las manos llenas de bolsas.
Pero poco a poco voy encontrando mi estilo, y mi querido Florian dice que estoy más guapa J.
2.
Cuida
tu cuerpo
Esto merece una
entrada a parte. Luchemos para que la fofez no nos invada. ¿Pero qué ejercicio
vamos a hacer, si no podemos movernos del sofá?. Con mucho cuidado y mientras
no nos duela más de lo normal, podemos hacer ejercicios que no impliquen
impactos, y no compriman la barriga:
-
La elíptica: A mi la bici estática me
duele, pero la elíptica no. Mientras no la pongamos muy fuerte, podemos echar
ahí unos veinte minutos quemando el pastel del otro día.
-
Yoga y Pilates: Muy recomendables, además
de ponernos un poco fuertes, mejoran nuestro equilibrio, nos relajan y nos
enseñan a respirar. Esos ejercicios de respiración los podemos aplicar cuando
lleguen las crisis de dolor.
-
Danza del vientre: No la he probado, pero
algunas enfermas dicen que les va muy bien. Porque es divertida, sexy, estimula
el flujo sanguíneo pélvico y masajea los ovarios.
Chicas, no importa que seamos las más torpes del gimnasio, no importa que el ejercicio sea tan flojo que casi no nos sirva Hacer un poco siempre es mejor que no hacer nada
3.
Cuida
tu piel
Importantísimo para las
endoguerreras, porque los tratamientos hormonales son una pesadilla para la
piel. Según la pastilla del día, o se nos pone grasa y llena de granos, o se
nos desescama de lo seca que está.
Además, tener la piel hidratada ayuda a prevenir las estrías, que
también nos pueden aparecer debido al tratamiento
Yo sólo uso crema de aloe
vera del Mercadona. Haciendo hincapié en el
pecho. Pero soy una ignorante del mundo de las cremas, seguro que vosotras encontráis un tratamiento óptimo para cada día..
4.
Cuida
tu ropa interior
¡Bufff! La ropa interior
es un trauma, porque las enfermas de endometriosis somos muy propensas a
infecciones y todo nos duele. Con las bragas pasa esto, que el dolor es inversamente
proporcional a la cantidad de tela que tenga la braga.
Traduzco: si la braga es
de abuela, estamos cómodas, si es un tanga de hilo, muerte segura. Incluso las
brasileñas que tanto se llevan ahora nos duelen. De hecho, en un mundo ideal,
llevaríamos las bragas esas de algodón con agujeritos y toallita ancha de
cuando éramos casi adolescentes. Sí, esas que casi crecieron con nosotras, y
que les había salido un agujero en el lado, pero bueno, no importa aún no se
nota mucho…
¡Noooooooooo!
¡No, No No! Guerreras, no
hay nada menos sexy que una ropa interior fea. ¡Si queremos que huyan es la
técnica más efectiva! ¡Unas bragas bonitas son imprescindibles!
Así que chicas, por favor,
esto no:
Esperad, que Florian me
dice que las bragas de muñequitos del women’s secret tampoco.
¿Entonces esto tampoco?
¡Aiiiinnnssss si era justo
lo que yo estaba pensando!
Nos queda una solución
más: En Intimissimi ahora venden unos packs de 3 bragas por 23E. Son
maravillosas!!! Delicadísimas. Muchas tienen la costura detrás y
favorecen muchísimo el culete. Y la buena noticia es que siguen teniendo la toallita
ancha debajo, y no duelen.
Guerreras,¡con estas
bragas los dejamos ko y seguimos estando cómodas!
5.
Cuida
tu olor
Ésta es muy fácil, sólo
necesitamos lavarnos y ponernos colonias y perfumes. Perfumes fresquitos,
sutiles, de los que no apestan el ascensor cuando nos hayamos ido. Que sólo lo
huelan si se acercan un poco a nosotras. Así querrán acercarse de nuevo.
Pero vamos un poco más
allá. ¿Qué tal si nos ponemos perfume también para dormir? Así no hay quien se nos resista!
6.
Cuida
tus adornos
Son como los quesitos de
la trampas para ratones. No hace falta que sean grandes y vistosos, basta con
que sean pequeños, un poco brillantes. Una diadema, un anillito dorado en unas
manos arregladas...
Se rallan, se vuelven
locos, no pueden evitar no fijarse. “¿qué lleva ahí que brilla? ¿ y por qué lo
lleva si no sirve pa na?¿y por qué? ¿y por qué? ¿y por qué?”. Ahora las tiendas
de ropa venden los cartoncitos con muchos anillos, pendientes, y pulseras por 5
o 6 E que nos pueden servir.
7.
Cuida
tu ropa de estar por casa
Porque las endoguerreras
tenemos que estar mucho allí. Al menos estar guapa. Cada una ya con su estilo, podemos ir en
chandal de Decatlon, o podemos ir disfrazadas de peluche tipo Oisho. Pero,
chicas, elijamos lo que elijamos, esto no por favor
QUÉ HORROOORRR! ¿habéis visto al fulano? ¿en serio la gente compra esto? ¡ Es que la
que sale huyendo soy yo!!!
En fin, podría
estar hablando de esto durante horas. ¿tenéis más trucos vosotras?. Recordad,
somos mujeres, somos endoguerreras, merecemos respeto y admiración, no somos
carnaza de usar y tirar, por mucho que se empeñen en hacérnoslo creer. No nos hace falta hacernos fotos con morritos y las domingas al aire. Con nuestro propio encanto y un par de detalles podemos fulminar a quien queramos... y para siempre. Las que
estáis solteras, sed implacables con todos los que os encontréis. Las que no lo
estamos, será nuestro amado quien sufra nuestro instinto cazador. Aunque chicas, confieso que cuando lo veo caer
en las trampas una y otra vez, es a mí a quien se le derrite el alma…
¡Os
quiero mucho guerreras!